El paso de la adolescencia a la vida adulta plantea desafíos particulares para las personas con discapacidad y sus familias: asumir nuevos roles, tomar decisiones, ganar autonomía y construir un proyecto propio. A través de evaluaciones, entrenamiento en habilidades cotidianas y acompañamiento en la inserción laboral, se busca que cada joven pueda descubrir sus capacidades, participar activamente en su comunidad y ejercer su derecho a elegir cómo quiere vivir.

Desde esa óptica encaran el trabajo el equipo liderado por las terapistas ocupacionales de Génesis Salud, Ana Inés Vivanco y Camila Martínez.

En diálogo con Eco Salud de El Eco Multimedios, las profesionales explicaron que trabajan con “jóvenes que terminan el secundario, tuvieron todo su tránsito escolar, al tener una discapacidad tuvieron su acompañamiento, egresaron y ahora, ¿qué?”.

El Plan de Vida Adulta surge justamente para responder esa pregunta. Allí se acompaña a jóvenes -principalmente con discapacidad intelectual y trastornos del espectro autista- en la transición desde la escuela a una vida con nuevas responsabilidades y elecciones.

Elegir, decidir, asumir roles

El pasaje a la adultez implica cambios profundos. “Hay una etapa con cambios de roles. Dejar la niñez, asumir cosas nuevas, responsabilidades. La vida adulta nos acompaña con tomar muchas decisiones”, expresaron las terapistas.

Un eje central es promover la autonomía y la autodeterminación. “Hay un concepto que se trabaja desde terapia ocupacional que es la autodeterminación: qué quiero yo y cómo lo voy a decidir, porque muchas veces las decisiones las tomaron otras personas por ellos”.

Ese ejercicio implica revisar desde pequeñas acciones cotidianas como el manejo del dinero, organizar una compra, colaborar en la casa hasta la planificación de actividades laborales o formativas futuras. “Antes me daban lo justo para comprar algo en la escuela. Ahora tengo que manejar el dinero, aprender eso”, resaltaron Vivanco y Martínez.

La vida cotidiana como entrenamiento

El enfoque de las terapistas ocupacionales es integral: autonomía en el hogar, manejo del tiempo, preparación de alimentos, organización de rutinas, planificación de actividades recreativas. “Puedo ocuparme de barrer el living, cocinar para mi familia, eso lleva un montón de procesos cognitivos, físicos, de planificación y anticipación”, indicaron.

Cada habilidad se trabaja de forma personalizada. “No todo es automático, hay gente que necesita un poco más de tiempo o algunas ayudas extras. Hay que graduar la cantidad de estímulos, esperar que se supere un desafío para pasar a otro”.

Cómo se construye la inclusión laboral

Uno de los grandes objetivos de este plan es la inserción laboral. Y allí persisten prejuicios. “Tenemos mucho prejuicio todavía y tiene que ver con el desconocimiento. Muchos empresarios tienen cierta vergüenza de hablar del tema porque no saben cómo manejar esos conceptos”, sostuvo Vivanco.

Sin embargo, los casos exitosos van abriendo camino. “En esa posibilidad laboral que se le da a la persona con discapacidad, el empleador se da cuenta de que no está haciendo beneficencia. Es un trabajador que cumple el rol que tiene que cumplir”.

El enfoque es el de empleo con apoyos: “los apoyos vendríamos a ser nosotras al principio, pero después la naturaleza del entorno hace que los apoyos sean sus mismos compañeros”, manifestaron.

En muchos casos, además, se realizan ajustes razonables como señalética, adecuación de tareas, adaptación visual o materiales específicos para que la persona pueda desempeñarse según sus capacidades. “No tiene sentido que una persona se frustre. Hay que graduar la actividad para que pueda sostenerla”.

Vínculos, recreación y participación social

La vida adulta también implica socializar, formar amistades, salir, organizar actividades culturales o deportivas. “Ellos nos traen muchísimo estas cuestiones: las amistades, las salidas, quién paga, cómo dividimos la cuenta, qué hacemos el fin de semana”, enumeró Martínez.

El objetivo es un equilibrio ocupacional: no sólo estudio o trabajo, sino espacios de recreación y disfrute. “Lo que buscan es natación en el club, un deporte, música. Ellos mismos van pidiendo salirse de esos espacios terapéuticos”.

También se acompaña la búsqueda de oficios. “Una joven quería formarse en limpieza institucional porque quería insertarse como mucama en un hotel. Es buscar todas las posibilidades que ofrece la ciudad”, apuntaron.

El rol fundamental de las familias

Nada de esto sería posible sin las familias. “La familia es parte del equipo. Es un triángulo que no se puede disociar”. Pero además debe ser un entorno facilitador porque “tienen que generar espacios en donde la persona pueda enfrentarse a pequeños desafíos, con todos los recaudos, pero darle la posibilidad de experimentar y darse cuenta de que puede”.

La sobreprotección aparece con frecuencia y se trabaja específicamente. “Si todas las necesidades están siempre cubiertas, la persona no desarrolla su perfil. Hay  jóvenes que tienen todas las capacidades, pero nunca tuvieron el espacio”, agregaron.

Los avances y el momento de soltar

El proceso es largo y emocional. “Es muy emocionante ver los avances, porque a veces el día a día te consume, pero lo logramos”. Y también llega, en algunos casos, el cierre del proceso terapéutico. “Hay un joven que ya está trabajando, se organiza bien, es momento de soltar”, afirmaron con orgullo.

La inserción laboral transforma la vida, porque  “ellos tienen su dinero, pueden elegir qué quieren hacer, cambia muchísimo la dinámica familiar”.

“Ya termina el secundario, ¿y ahora qué?”. Esa pregunta es, tal vez, el punto de partida para algunos grupos familiares. “Muchas familias se acercan cuando el joven está terminando el secundario y aparece este ‘ahora qué’. Nosotros los vamos a recibir, evaluar si lo que ofrecemos es acorde a lo que buscan, y acompañar al protagonista: el joven”.

El Plan de Vida Adulta es, en definitiva, un espacio donde se trabajan habilidades, se construyen oportunidades y se habilitan elecciones. “Un puente necesario hacia una adultez plena, autónoma y posible”, concluyeron.

Las terapistas ocupacionales se desempeñan en el espacio Génesis Salud, especializado en atención de adultos con enfermedades neurológicas, ubicado en la calle San Martín 1031. Teléfono 0249 467-4485

Sobre el autor

Carola Núñez