La salud no se mide en números, se vive día a día
Durante años la salud se redujo a cifras rígidas como los 10.000 pasos o el IMC. Hoy sabemos que el verdadero bienestar se mide en cómo vivimos, sentimos y cuidamos nuestro cuerpo.
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Durante décadas, la salud se midió con números que parecían verdades absolutas. El famoso mito de los 10.000 pasos por día nació en Japón en los años 60 como estrategia de marketing para un podómetro, no como un hallazgo científico. Aun así, quedó grabado como si fuese un dogma incuestionable. Hoy sabemos que no se trata de alcanzar un número mágico, sino de moverse un poco más cada día, de forma constante y disfrutable.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLo mismo pasó con otro indicador muy difundido: el índice de masa corporal (IMC). Fue creado en el siglo XIX por el matemático belga Adolphe Quetelet, quien jamás lo pensó como herramienta médica, sino como un cálculo poblacional. Sin embargo, en la década del 70 la OMS lo adoptó como estándar y lo transformó en parámetro universal para clasificar la salud individual. Con el tiempo, se convirtió en un número rígido que muchas veces ignoró la diversidad corporal, las diferencias genéticas, el contexto cultural y hasta el bienestar real de las personas.
Hoy, la ciencia comienza a virar hacia otros indicadores más significativos, como la circunferencia abdominal y la distribución de grasa corporal, que reflejan con mayor precisión los riesgos metabólicos. Al mismo tiempo, también emerge un cambio de paradigma más humano: la salud no puede reducirse a un número.
Salud: más que cifras, una experiencia profunda
La historia nos muestra que los paradigmas de belleza y salud cambiaron constantemente. Lo que ayer era un ideal incuestionable, hoy es revisado y muchas veces derribado. Esto nos invita a reflexionar: ¿Qué significa estar realmente bien?
Quizás la respuesta no está en los podómetros, en la balanza o en las tablas del IMC, sino en cómo nos sentimos en nuestra vida diaria. En la energía para disfrutar de nuestros vínculos, en el descanso reparador, en la calidad de los alimentos que elegimos, en movernos con alegría y no por obligación, en escucharnos y en tratarnos con más amor.
El nuevo paradigma
Derribar mitos no significa rechazar la ciencia, sino ponerla en su lugar correcto: como herramienta, no como prisión. La salud se construye de forma integral y contextual. Se trata de nutrir cuerpo, mente y emociones, y de dejar de compararnos con estándares que no nos representan.
El mensaje de esta semana:
Los números pueden guiar, pero no definir. La verdadera salud es sentirnos en coherencia con nosotros mismos, elegir hábitos que nos fortalezcan y aprender a vivir con gratitud en este cuerpo que es único.
Porque estar saludable no es cumplir un ideal externo, sino estar bien con uno mismo, de adentro hacia afuera.
MV UBA DH, Microbióloga, Esp. en Wellness