Microplásticos: pequeños fragmentos, grandes desafíos
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Los microplásticos están en todas partes: en el agua, en el aire, en los alimentos, en la ropa y hasta en el polvo de nuestras casas. Son partículas diminutas, más pequeñas que un grano de arroz, que provienen del desgaste de envases, textiles, neumáticos y muchos objetos cotidianos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailHasta hace poco se pensaba que eran inocuos, pero hoy sabemos que llegan a nuestro cuerpo y pueden acumularse en órganos como pulmones, placenta, arterias e incluso en el cerebro. Estudios recientes ya muestran asociaciones con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, daño en la fertilidad y procesos inflamatorios. No es ciencia ficción, es la realidad en la que vivimos.
La buena noticia es que no necesitamos soluciones imposibles ni vivir obsesionados. Podemos empezar con pasos simples, concretos, que reducen nuestra exposición y, al mismo tiempo, ayudan al planeta.
Pasos simples para tu día a día
- Cambiá el envase de tu agua
Las botellas de vidrio o acero inoxidable son más seguras y reutilizables. Una botella descartable, en cambio, puede liberar miles de partículas microscópicas en cada uso. - Guardá y calentá en vidrio
Si usás tupper de plástico, no los metas en el microondas. El calor acelera la liberación de microplásticos. En lo posible, usá recipientes de vidrio o cerámica. - Elegí mejor tu ropa
Las fibras sintéticas como poliéster, nylon o fleece liberan microplásticos cada vez que se lavan. Sumá prendas de algodón, lino o lana a tu placard. - Limpiá el polvo con regularidad
El polvo doméstico acumula microplásticos que terminamos respirando. Pasar la aspiradora con filtro HEPA o limpiar con trapo húmedo marca la diferencia. - Usá filtros de agua cuando puedas
No eliminan todo, pero reducen bastante la cantidad de microplásticos. Si no tenés, priorizá agua de canilla antes que embotellada. - Reducí plásticos de un solo uso
Bolsas, film, cubiertos y vasos descartables son los principales responsables. Cada vez que evitás uno, tu cuerpo y el ambiente respiran un poco mejor.
Próximo paso: menos obsesión, más acción
No se trata de eliminar cada partícula de plástico de tu vida —eso es imposible—, sino de dar pequeños pasos consistentes. Cada elección, aunque parezca mínima, suma: la botella que reutilizás, la vez que decidís no calentar comida en plástico, la ropa que elegís comprar.
Los microplásticos son un problema global, pero la respuesta empieza en tu casa, en tus rutinas, en lo que hacés cada día.
Cuidar tu salud y el planeta no es un ideal lejano, sino un camino de elecciones alcanzables, que empiezan hoy.
MV UBA DH, Microbióloga, Esp. en Wellness