Tu cielo azul: el poder sanador del agua
La ciencia confirma lo que muchos sentimos: estar cerca del agua mejora el ánimo, reduce el estrés y potencia la salud mental. Playas, ríos, lagos o incluso fuentes urbanas pueden convertirse en espacios terapéuticos para sumar bienestar a la vida cotidiana.
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¿Alguna vez sentiste que tu ánimo cambia apenas llegás al mar, a un río o a un lago? No es casualidad. Así como hace años sabemos que los espacios verdes (bosques, plazas, senderos, jardines) tienen un impacto positivo en nuestro bienestar psicológico, hoy la ciencia empieza a mostrar que los espacios azules —aquellos donde predomina el agua— pueden ser aún más potentes para la salud mental.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn Reino Unido, un 65 por ciento de las personas encuestadas afirmó que estar cerca del agua tiene un efecto positivo en su salud emocional. Y la investigación reciente respalda esta percepción: los llaman “paisajes terapéuticos”.
Cuando el azul te hace bien
No hay un único mecanismo detrás del bienestar que sentimos frente al agua. Son muchos factores que se combinan:
- Más luz y menos contaminación: las zonas costeras o ribereñas suelen ser menos urbanizadas, con aire más limpio y sol directo.
- Movimiento natural: cuando estamos en la playa, la costa o un lago solemos caminar más, nadar, remar o simplemente jugar, y eso ya es medicina para el cuerpo y la mente.
- Estímulos sensoriales únicos: el reflejo del sol en el agua, el color azul que calma la mente, el sonido de las olas o un arroyo que corre, la brisa en la cara, la arena en los pies. Incluso el olor: aire más fresco, salado, mezclado con recuerdos de verano y libertad. Todo esto ayuda a bajar la ansiedad y el estrés.
- Silencio de ciudad, ruido de vida: cerca del agua escuchamos pájaros, viento y olas, en lugar de bocinas o motores. No es casualidad que las aplicaciones de relajación usen sonidos de lluvia u océano: nuestro cerebro los reconoce como música para descansar.
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Evidencia científica que inspira
Un estudio masivo del Reino Unido en 2013, con más de un millón de respuestas, mostró que mientras cualquier entorno natural elevaba la felicidad entre 0,3 y 2,7 puntos respecto a la ciudad, los ambientes marinos y costeros la elevaban más de 6 puntos.
En 2021, un análisis de 27 estudios en Escocia reforzó estos hallazgos: estar cerca del agua aumenta la actividad física, mejora la atención, reduce depresión y emociones negativas, y eleva la satisfacción con la vida. Además, se asocia con aire más limpio, temperaturas más agradables y mejor percepción de calidad ambiental.
De la ciencia a tu vida
En algunos países como el Reino Unido ya existen “prescripciones azules”: médicos que recetan programas de caminatas en humedales o incluso terapias de surf para la ansiedad, la depresión o el consumo problemático de sustancias.
El surf, los deportes acuáticos o simplemente caminar junto al río están siendo estudiados como herramientas concretas de salud. En Estados Unidos también existen programas de surf therapy que buscan expandirse a piscinas de olas para quienes no viven cerca del mar.
Un paso más: cómo podés sumarlo a tu vida
Quizás pensás: “pero yo no vivo cerca del mar”. No importa. Podés crear tu propio espacio azul en la ciudad:
- Pasá tiempo cerca de una fuente, lago artificial o pileta.
- Buscá senderos junto a un río o arroyo, aunque sea en versión urbana.
- Sumá sonidos de agua en tu casa para relajarte.
- Regalate escapadas a la playa, aunque sea por unas horas: la ciencia dice que el efecto se siente rápido.
El mensaje es simple: tu bienestar puede encontrar un aliado poderoso en el agua. Es un recurso gratuito, sin efectos secundarios, y puede convertirse en tu ritual de autocuidado.
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Mi invitación
Así como cuidás tu alimentación, tu descanso o tu entrenamiento, sumá espacios azules a tu vida. Regalate el permiso de frenar y sentir la brisa, escuchar el río o mirar el reflejo del sol en el agua.
Quizás ahí encuentres tu cielo azul, ese lugar interno donde el cuerpo descansa, la mente se calma y la vida se siente más ligera.
MV UBA DH, Microbióloga, Esp. en Wellness