De logros y tragedias
Un monumento en el Dique cuenta algo más que un capítulo de la historia tandilense. Es el reflejo de muchos sueños que se convirtieron en realidad, y de algunos hechos muy dolorosos que no se deben olvidar.

Por Pablo Dal Dosso
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn el mundo existen varios monumentos que honran a los trabajadores de la fundición. Y uno de ellos está en Neunkirchen, una pequeña ciudad alemana del estado de Sarre. Gracias a sus depósitos de carbones fósiles y a la minería de minerales de hierro, ese pequeño y antiguo poblado originado hace varios siglos demostró tener ya en los primeros años de la industrialización todas las condiciones para permitirse el desarrollo de la industria del hierro. Por eso, Neunkirchen fue el pueblo más grande de Alemania hasta 1922, cuando se le concedieron los derechos de ciudad.
Allí está, pues, "Der grund" (El fundidor, en español), ese monumento que es observado por los 50 mil habitantes que reconocen en él una buena parte de su historia, por no decir su capítulo más importante.