“René”, casi un Citroën de juguete
La familia Monteavaro iba caminando hace mucho tiempo por la terminal de ómnibus cuando vio estacionado y a la venta un Citroën 3CV… o algo que se parecía a la carrocería de un 3 CV. Casi de inmediato decidió su compra para restaurarlo. El trabajo llevó seis largos años y hubiera continuado de no ser por Mariana, la madre de la familia, que sentenció “Ya está”. Y así fue como aquella vieja chatarra que cobijaba en su interior un motor que apenas resoplaba, pasó a ser protagonista de una aventura en equipo, como si se tratara de un juego.
Leonardo Monteavaro nos recibe en el jardín al frente de su casa donde aparece como si fuera un elemento decorativo un Citroën de brillantes colores verde y blanco. No sólo lo observamos con el reportero gráfico; varios vecinos, aunque seguramente ya acostumbrados, dejan sus tareas en la vereda de enfrente para no quitarle los ojos de encima. Es que parece un chiche, un juguete de esos que los chicos se disputan en los parques de juegos. Luego de un buen rato de fotos y halagos, de meter la nariz por todas partes encontrando detalles artesanales, de buen gusto, de admiración, pispeando el motor que luce a nuevo, ingresamos a la casa lindísima de estilo californiano
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Accedé a las últimas noticias desde tu email-Nos has dejado con la boca abierta. Sabíamos que nos encontraríamos con algo que nos llamaría la atención, pero el trabajo hecho es fantástico. Felicitaciones entonces, antes que nada. ¿Me equivoco o parece que fuera de juguete?
-(Risas) Para nada; muchas personas me lo han dicho… y a veces los adultos necesitamos jugar.