Rosa de los Vientos: un espacio en Tandil para descubrir América a través del arte popular
Rosa de los Vientos es un museo de arte popular abierto a toda la comunidad que busca valorar las raíces americanas. Carlos Rodríguez y Guadalupe Elizagaray mudaron a Tandil el espacio que tuvieron durante 20 años en Mar del Plata, y armaron su lugar en medio de la naturaleza serrana. Una colección de cerca de mil piezas que funciona como una ventana hacia la riqueza cultural del territorio americano y que se propone como un espacio de contemplación, de consulta y de encuentro.
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La rosa de los vientos es un símbolo circular que indica los puntos cardinales y sus divisiones, como el norte, sur, este y oeste, y los puntos intermedios. Se usa en mapas y sistemas de navegación para la orientación, señalando la dirección del norte y los diferentes rumbos. Ese es el nombre que Carlos Rodríguez y Guadalupe Elizagaray eligieron para bautizar al museo de arte popular americano al que le dieron forma hace 25 años en Mar del Plata, una forma de orientarse en la búsqueda de las culturas. En 2020, el matrimonio se instaló en Tandil y ahora abrieron las puertas de la nueva sede, ubicada en Suiza 1988, sobre el acceso a la Reserva Natural de Sierra del Tigre.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEntrar a Rosa de los Vientos en adentrarse en un universo muy particular, que refleja el espíritu de sus artífices. Mucho verde y diversas flores sirven de marco a las dos cabañas de madera pintadas de blanco que albergan al museo y a la tienda de artesanías. Esculturas, textiles, joyería, cerámica, muñecas, vasijas, espejos y un sinfín de objetos componen la colección que Carlos y Guadalupe fueron armando con los años, y que constituye una ventana hacia la riqueza cultural del territorio americano. Además, Rosa de los Vientos no es solo un museo o una tienda: es un espacio de contemplación, de consulta, de encuentro.
Aunque es arquitecto de formación, lo suyo siempre fue una búsqueda. Una búsqueda que comenzó a los 18 años, cuando compró su primera pieza de cerámica, y que con el tiempo lo llevó, junto a su compañera de vida —ceramista y cómplice en este viaje—, a reunir una valiosa colección de arte popular de América y África.