Hábitos simples para una buena hidratación
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El agua cumple numerosas funciones vitales para el bienestar, más allá de la hidratación. Este líquido al recorrer por el cuerpo transporta nutrientes y oxígeno a todas las células, ayuda a la digestión de los alimentos y eliminación de las excretas, contribuye a regular la temperatura corporal y hace posible desechar los elementos que el cuerpo no necesita a través de las secreciones y de la orina.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAdemás, ayuda a prevenir el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y favorece las capacidades cognitivas, por lo tanto una buena hidratación aumenta la concentración, la atención y la memoria a corto plazo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda beber entre 1,5 y dos litros de agua al día (unos 8 vasos de 240 ml), lo cual se suma al contenido propio de los alimentos que se ingieren. Pero cabe aclarar que la cantidad está determinada por la edad, el sexo y otros factores como el ejercicio físico, el clima, el embarazo y el estado de salud.
Por ejemplo, si se está entrenando, es muy importante aumentar la ingesta diaria a 3 a 4 litros al día, Lo mejor es beber un par de vasos de líquido dos horas antes del entrenamiento y al finalizarlo y también es importante sustituir los electrólitos perdidos que se encuentran en bebidas deportivas o limonadas caseras.
Convertir el consumo de agua en un hábito constante requiere disciplina y algunas estrategias simples, aquí algunos consejos sugeridos por la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (AADYND), el Ministerio de Salud de la Nación y la Asociación Médica Argentina.
Cinco claves para una hidratación óptima
No esperes a tener sed: la sed es una señal de que el cuerpo ya comenzó un proceso de deshidratación. Para evitar llegar a ese punto, es fundamental integrar la ingesta de líquidos como una rutina, no como una reacción.
Tip práctico: tené siempre una botella de agua a mano para beber sorbos de manera continua. Adoptá el hábito de tomar un vaso de agua al levantarte, otro en cada comida y uno antes de acostarte.
Priorizá el agua segura frente a otras bebidas: si bien otras bebidas aportan líquidos, el agua es la opción más saludable. Las bebidas azucaradas, además de aportar calorías innecesarias, requieren que el cuerpo utilice más agua en el proceso de metabolización, lo que puede ser contraproducente.
Ads Tip práctico: del total de líquidos que consumas, asegurate de que al menos 8 vasos sean de agua segura (potable). Reemplazá las gaseosas o jugos envasados por agua saborizada casera (con rodajas de frutas, hierbas o jengibre).
Aumentá el consumo de frutas y verduras: la hidratación no proviene solo de lo que bebemos. Gran parte del agua que necesita nuestro organismo se encuentra en los alimentos, especialmente en frutas y verduras, que se componen entre un 85-95 por ciento de agua.
Tip práctico: incluí diariamente en tu dieta alimentos como sandía, melón, frutillas, naranja, u hortalizas como pepino, lechuga, apio y tomate.
Moderá el consumo de cafeína y alcohol: algunas bebidas populares como el café, el té y las bebidas alcohólicas tienen un efecto diurético que puede incrementar la eliminación de agua del cuerpo, contrarrestando el beneficio de la hidratación.
Tip práctico: si consumís mate o café, alterná su ingesta con vasos de agua pura para balancear el efecto diurético y mantener un mejor equilibrio hídrico.
Adaptá tu ingesta a las condiciones externas y la edad: las recomendaciones de ocho vasos diarios son una base, pero las necesidades de hidratación varían significativamente por factores como la temperatura ambiental y la actividad física intensa.
Tip práctico: en días calurosos o de alta humedad, sumá un vaso extra de agua por cada hora de exposición al sol o de actividad.