EL ECO PODCAST
El tradicional horno de barro recobra su protagonismo en los tiempos modernos
El presente de un elemento históricamente ligado a las costumbres del campo en otras épocas, como es el horno de barro, es el eje de un nuevo podcast de El Eco Campo.
Las tradiciones forman parte de la identidad argentina y la vida en el campo aportó muchas, algunas de las cuales están resurgiendo y se pueden observar en la vida diaria, incluso de las ciudades.
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Una de ellas es la cocción en hornos de barro, por lo que un nuevo podcast tiene como protagonista a Carlos Alberto Sosa, quien se refirió al trabajo que lleva adelante con su emprendimiento, Amaiké.
Cuando uno recorre Instagram suele aparecer alguna imagen de esas obras, demostrando la conjunción de los tiempos actuales con la historia.
Cuenta la historia que la gente de campo tenía su “día de amasijo”, que era como se llamaba al día que estaba dedicado a amasar panes, pasteles, bizcochos, etc. que se consumirían luego durante la semana. Esa mezcla de harina, agua, grasa y sal se cocinaba en el horno de barro, que infaltablemente se hallaba en “los fondos” del rancho.
- ¿En el campo, quieren al horno de barro?
- La gente de campo quiere seguir teniendo el horno, les gusta, les encanta… Son tradiciones que se estaban perdiendo, pero ahora como que se está volviendo.
Nosotros siempre decimos que es volviendo a los orígenes, porque es algo tan simple y tan complejo a la vez.
Normalmente en el campo vienen los changos a trabajar, hacen el horno se van y después el horno se rompe.
Cuando vamos nosotros hacemos el mismo horno que habían hecho los changos o algo mucho más superior. Hacemos hornos que son mucho más duradero en el tiempo.
- ¿Cuál es el encanto que tiene el horno de barro?
- El horno de barro lo que transmite es una sensación de familia, más que nada. Es todo un pequeño ritual a la hora de hacer el fuego, todos juntos, porque se trabaja entre varios.
En el horno de barro se cocina casi siempre a la par: se elabora simultáneamente lo que se va a cocinar. Entonces transmite la sensación de familia.
- ¿Qué es lo que se cocina habitualmente en un horno de barro?
- Lo que se te ocurra… Normalmente se cocinan pan, empanadas, pizzas lechones. Es muy variado.
En el campo se acostumbra mucho poner hasta la fruta o los zapallos. Prácticamente todo va en el horno, una vez que se prende.
- ¿Cómo se hace un horno de barro? Cuál es el proceso para fabricarlo?
- Lo primero es soñarlo, pensarlo, proyectarlo y ver qué necesidades va a cumplir.
No es tanto el barro, ni los ladrillos, ni lo que se use, sino el fin que va a tener ese horno.
No es lo mismo un horno que se va a usar para una familia muy chiquitita que un horno que está en una doma o que se piensa que va a trabajar muchas horas.
El horno se trabaja pensando a quién lo vas a dirigir, a quien se lo vas a hacer. La estructura es lo de menos…
La cocción
- ¿Cuánto tiempo lleva cocinar en un horno de barro?
- Casi todas son cocciones rápidas, si bien hay también cocciones lerdas. Lo bueno del horno es que es un calor envolvente y llega tanto de abajo como de arriba, porque es una convección lo que se genera.
Una vez que se calienta, lo hace toda la estructura del horno y eso después se transmite a los alimentos en un intercambio de energía. Entonces se logra una cocción pareja, de manera envolvente.
- Horno de barro: ¿en la ciudad? ¿en el campo? ¿dónde se usan?
- Se usan en todos lados igual.
Tanto en el campo como en la ciudad, como en la playa, a la orilla de un río o en el balcón de un edificio...
Nosotros hemos descubierto que en todos lados se usa. No hay una preferencia. Solo tienes que tener ese sentido de querer compartir con otra persona.
- ¿Cómo considera a Amaiké?
- Amaiké es -como vengo diciendo- un volver a los orígenes.
Es un encuentro con la familia, una unión, un volver a renacer un poco más tranquilo, un poco más de disfrute del contacto con los clientes el contacto que se transforman en amigos después de hacer los hornos. Amaiké es familia.
La fabricación
- ¿Cómo es el trabajo que realiza?
- Se trabaja de manera personalizada y no tenemos un catálogo de hornos.
No existe eso ni un presupuesto, sino que se charla y se ven las necesidades de la persona y se las trata de cubrir.
- ¿Cuánto tiempo lleva a ser un horno?
- Desde el momento que se empieza a pensar el horno hasta que se materializa son normalmente es una semana ó 15 días, depende de los hornos.
La materialización es rápida, es el transcurso de horas.
- ¿En cuánto tiempo un horno está en condiciones de ser utilizado?
- Desde el momento uno que se hizo, son 28 días hasta que se terminan de fraguar los materiales que tienen cemento.
Después de esos 28 días tenemos tres días más que hay que hacer un secado con fuego.
- ¿Qué materiales se utilizan para hacer el horno?
- Nosotros usamos adobe, arcillas refractarias, ladrillos cocidos y las puertas de fundición.
- ¿Por dónde andan los hornos de Amaiké?
- No tenemos tampoco un lugar. Vamos a donde nos llamen, así que te podés encontrar un horno nuestro tanto en Neuquén como en Misiones o Buenos Aires.
No tenemos un lugar específico vamos a toda la Argentina, si se puede.
- ¿Hay secretos para hacer el horno?
- En sí, no es que hay un secreto. Es como todo oficio: uno tiene que ponerle amor.
Si en estas cosas no hay un deseo de querer hacerlo bien, no sale.
No hay una receta. Hay muchos que hacen horno -no quiero criticar a los colegas- pero si vos no le pones pasión y amor a lo que haces no te sale.
- ¿Las puertas de Amaiké andan por Sudaméria?
- Las puertas que fabricamos están en todos los países limítrofes de la Argentina. A varios de Sudamérica hemos llegado y nos estamos extendiendo cada vez más gracias a las redes sociales y a ese cariño que generamos en la gente que nos llama.
- Ver la fabricación de un horno de barro es un espectáculo, aparte. Y lo han hecho por las redes sociales….
- A través de redes sociales hemos llegado a lugares impensados.
Hemos conocido muchísima gente y tenemos trato con mexicanos y con todo lo que es Latinoamérica, muchísimas personas de otros países y dentro de la Argentina también.
- ¿Cómo fue la presencia de Amaiké en la feria de Semana Santa?
- ¡Un placer!
La verdad que charlamos con mucha gente. Nos vinieron a visitar muchas personas a las que le hemos hecho hornos.
Han pasado y se han quedado un ratito a compartir en el puesto con nosotros.
La verdad que fue lindo, porque es volver a ver los clientes otra vez y te transmiten esa alegría, como del primer día cuando nos vieron…
- ¿Qué comida que se haya hecho en un horno los ha sorprendido?
- Un pernil de vaca que fue hecho en un horno que tenemos en Neuquén, en Las Grutas.
Fue lo más ´alevoso´ que hemos visto. El tipo metió el pernil y la cabeza de la vaca entera. ¡Fueron 16 horas de cocción!
¿Cómo lo logró? No sé, porque yo nunca me animé a tanto!