La moda circular gana terreno en Tandil: una respuesta local al fast fashion
En un contexto global de consumo acelerado y contaminación textil, Georgina creó Second Hand, un emprendimiento tandilense que crece promoviendo el uso responsable de la ropa y desafía los hábitos del descarte.
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Desde hace años, la moda circular en Tandil se presenta como la alternativa que hace frente al gigante de las tendencias. Redefine el estilo y los hábitos que contribuyen al reciclaje y a darle un segundo uso a prendas que, de otro modo, serían deshechos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDurante los últimos meses, con la facilidad de acceso a productos internacionales y su rápida adquisición, en Argentina se introdujo lo que ya se conoce como moda ultra fast fashion. Aplicaciones y sitios webs que aprovechan oportunidades locales ofrecen precios más económicos y prendas a valores que, en algunos casos, resultan significativamente más bajos que los del mercado nacional, incluso con los impuestos de importación incluidos.
Además de las consecuencias económicas para la industria local, se contabilizan efectos ambientales relacionados con la producción y riesgos para la salud, ya que se han detectado componentes tóxicos en prendas infantiles, como cadmio y plomo. Los desechos textiles preocupan a la ONU, que estima que el sector de la moda representa entre el 8 % y el 10 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Frente al descarte de ropa y la irrupción de la moda rápida, surgen alternativas que promueven la concientización del consumidor. En diálogo con El Eco Multimedios, Georgina, fundadora de Second Hand, contó la historia de este emprendimiento que comenzó con lo que tenía al alcance y hoy se posiciona como un referente de la moda circular en Tandil.
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La creadora relató que la idea surgió en febrero de 2019 para salir de un apuro económico. Tras renunciar a su trabajo estable, invirtió $3000 y compró ropa usada que sumó a la suya y a la de su familia para vender por Instagram. “Me mandé sin miedo, sin vergüenza, sin nada que perder”, compartió.
Con la experiencia de haber organizado ferias y de vestirse con ropa usada, recordó: “La moda circular corre por mis venas, literalmente. Mi abuela fue de las primeras personas en Tandil en tener una feria, por no decir la primera. Mi intención nunca fue vivir de esto, sino salir de un apuro económico”.Con el paso del tiempo, la difusión en redes sociales y el apoyo de los clientes —cada vez más numerosos—, Georgina reinvirtió sus ganancias y fue aprendiendo sobre la marcha. “Algo que me sirvió desde el primer día fue saber seleccionar la ropa. Soy amante de los trapos, como dice mi abuela. Lo disfrutaba y lo sigo disfrutando un montón”, comentó la emprendedora, y agregó: “Mi intención era, fue y será siempre que la ropa no parezca de segunda mano, pero sí tenga precio de segunda. Eso a la gente la vuelve loca”.
A pesar de los altibajos de las tendencias, Georgina fue perseverante. “Hay muchas cosas que la gente no entiende ni va a entender si no pasa por este camino. No es solo soplar y hacer botellas. Es un camino doloroso, que conlleva tiempo, dedicación, estrés y dejar de lado muchísimas cosas”, reflexionó.
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Consumismo
Su historia estuvo marcada por la ropa de segunda mano: “Quizás de chica veía a compañeras de colegio, vecinas o amigas con ropa nueva, ‘ropa a la moda’, y a veces me dolía”, recordó. “Cuando crecí y empecé a trabajar vi otro mundo. Podía comprar lo que quería y empecé a consumir sin medida. Compraba sin probarme, solo porque estaba a la moda, y muchas veces nunca lo usaba. Era comprar, comprar y comprar para sacarme esas ganas de poder tener todo lo que quería. Así estuve por lo menos dos años”, confesó.
Aunque su primera feria fue de ropa nueva —en lo que describió como “consumismo gravísimo acumulado”—, decidió dar un vuelco hacia la venta de prendas usadas. “Empecé a investigar más y me encontré con muchos datos sobre la industria textil que son medioambientalmente terribles. Además, me di cuenta de que ya no necesitaba consumir tanto ‘la moda actual’. Con la ropa que me vendían mis clientas para la reventa, yo era extremadamente feliz: encontrar cosas distintas, vintage, retro o súper en tendencia era como un parque de diversiones para mí”, explicó.
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Encontrar el equilibrio entre lo usado, lo nuevo y la moda puede ser un desafío, pero abre la puerta a una infinidad de posibilidades. Los amantes del diseño sabrán valorar prendas que aparentemente pasaron de moda, pero que, con el accesorio correcto, pueden transformar un conjunto común en uno retro o innovador, incluso con ropa usada o fuera de tendencia.
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