Flores comestibles, colores que alimentan y sanan
Muchas flores tienen usos culinarios y nutricionales valiosos.
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La tierra ofrece una enorme variedad de plantas, flores y sabores que acompañaron a las personas durante miles de años. Antes de los supermercados, la alimentación estaba íntimamente ligada al territorio y cada estación traía colores, aromas y nutrientes que formaban parte de la vida cotidiana. Ese conocimiento pasaba de generación en generación y no solo nutría el cuerpo, sino también la cultura y el vínculo con la naturaleza.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCon la vorágine, la necesidad de inmediatez y el alejamiento de la naturaleza que se vive en estos tiempos, los alimentos llegan de manera industrializada y lejana, se ha perdido ese lazo directo con lo que crece cerca. Muchas plantas que son consideradas “yuyos” o malezas son, en realidad, compañeras históricas de la humanidad, especies que viajaron, se adaptaron a diferentes suelos y continúan ofreciendo alimento, medicina y polen para los polinizadores. Sin embargo, son ignoradas cada vez, mientras se elijen productos importados o procesados que recorren miles de kilómetros.
Volver a mirar el entorno, identificar qué florece alrededor y recuperar saberes ancestrales es un acto simple, pero profundo. Tanto Bioguía como trabajos de divulgación del INTA y de la Red Nacional de Plantas Nativas coinciden en que muchas flores tienen usos culinarios y nutricionales valiosos, siempre que se recolecten de forma responsable y en sitios libres de agroquímicos. Estas flores no son solo decoración; son alimento, historia y biodiversidad viva. Aquí compartimos unas pocas de varias especies, basadas en las fuentes mencionadas.
Seis especies comestibles
Caléndula (Calendula officinalis): tiene capacidad antioxidante, antiinflamatoria, digestiva y cicatrizante. Se pueden consumir sus pétalos crudos en ensaladas, panes, sopas o mezclados con arroces. También se infusionan para calmar la piel y aliviar irritaciones. Aporta color similar al azafrán.
Capuchina (Tropaeolum majus): como propiedades es rica en vitamina C, antibacteriana, estimula el sistema inmune. Se usan sus pétalos y hojas crudas, sabor levemente picante (recuerda a rúcula o rabanito). Ideal para ensaladas, quesos frescos y salsas. Sus capullos pueden consumirse como “alcaparras caseras”.
Rosas (Rosa spp.): las clásicas del jardín son suavemente laxantes, digestivas, levemente sedantes, ricas en antioxidantes. En la cocina, sus pétalos frescos sirven para aromatizar agua, mieles, bebidas y postres; también para infusiones y vinagres. Las variedades perfumadas son las ideales.
Diente de León (Taraxacum officinale): crece en todos lados, por lo que está al alcance de todos. Es depurativa, digestiva, diurética, rica en vitaminas A y C. Se consumen sus flores en miel casera o almíbar; pétalos crudos en ensaladas; raíces y hojas tiernas también son comestibles. Tiene una tradición herbal muy difundida en medicina popular.
Borraja (Borago officinalis): tiene capacidad atiinflamatoria, remineralizante, rica en ácidos grasos esenciales. Sus flores azules tienen un sabor sutil y dulce, y son un clásico en la pastelería. Ideales para decorar ensaladas, postres o congelar en cubitos de hielo para bebidas. Las hojas jóvenes pueden cocinarse como verdura.
Verdolaga (Portulaca oleracea) : es muy rica en omega-3 vegetal, antioxidantes, vitaminas A, C y minerales. Se utilizan sus hojas y flores crudas en ensaladas, jugos verdes o salteadas como cualquier hoja verde. Sabor refrescante y ligeramente ácido.
Antes de recolectar
• Asegurate de identificar correctamente la especie.
• Elegí lugares sin agroquímicos, tránsito ni contaminación.
• Tomá solo una pequeña parte para permitir que la planta siga creciendo.
• Si dudás, no consumas.