Perros que sanan: el Hospital de Niños de Tandil, pionero en intervenciones asistidas con animales
Tandil ha sido escenario de una innovadora práctica en salud pediátrica. La directora del Hospital de Niños, Nancy Guerrero y Teresa Lanusse, responsable de la organización "Inca", detallaron el exitoso programa de tratamientos asistidos por perros. Esta iniciativa, con tres años de implementación y 438 intervenciones registradas, se posiciona como una de las más avanzadas del país, incluyendo la singularidad de acceder a terapia intensiva, un hito en la humanización del cuidado infantil.
El proyecto de tratamientos asistidos por perros en el Hospital de Niños se gestó en 2020, en plena pandemia, en un contexto de restricción de visitas que afectaba profundamente a los pacientes. Guerrero relató en diálogo con el programa "La Mañana" de Tandil FM 104.1 que la idea surgió de la necesidad, cuando dos niños internados con condiciones de salud estancadas pidieron ver a sus mascotas. Uno de ellos, incluso, deseaba despedirse de su perra antes de ser derivado. Desde la jefatura de la sala de internación, que entonces ocupaba Guerrero, se tomó la decisión de permitir estas visitas, calificadas como una "travesura" inicial. Asegurándose de que los perros estuvieran vacunados y cuidados, el impacto fue inmediato: uno de los niños dejó de tener fiebre al día siguiente de la visita de su mascota, y la despedida del otro paciente, Lucas, con su perra Manchita, marcó una diferencia significativa. Estos resultados alentaron a diagramar un proyecto formal. Así, el Hospital buscó enriquecer la iniciativa con el conocimiento de Lanusse, cuyo trabajo con perros de intervención asistida se sumó a la posibilidad de que los propios niños recibieran la visita de sus mascotas. Lanusse aclaró que el término correcto, según el consenso internacional, es "servicios asistidos por perros" o "tratamientos asistidos por perros", evitando denominaciones como "terapia canina" o "acompañamiento" para resaltar el rigor de la práctica.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailUn protocolo estricto y resultados excepcionales
Lanusse enfatizó que el programa opera bajo un estricto protocolo que exige que los perros estén vacunados, desparasitados y bañados. Este compromiso, fundamental en un hospital público, involucra a un grupo de trabajo multidisciplinario que incluye infectólogos, garantizando la seriedad y el carácter terapéutico de cada intervención. El programa de Tandil es uno de los pocos en la Argentina con esta profundidad. Mientras que otras instituciones pediátricas, como el Hospital Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires, recién comienzan con proyectos más limitados, el Hospital de Niños de Tandil se enorgullece de su experiencia de tres años y de ser pionero en permitir que los perros ingresen a la terapia intensiva, una práctica casi inexistente en el país. Hasta la fecha, el equipo registró 438 intervenciones, un número que subraya el alcance y el éxito continuo de la iniciativa en Tandil, demostrando la alta demanda y el impacto positivo que generan los animales en el ambiente hospitalario.
La elección de los perros y su impacto en los pacientes
Lanusse explicó que la selección de los animales que participan en el programa de "Inca" no se basa en la raza, sino en su predictibilidad y confiabilidad. Actualmente, seis perros, incluyendo tanto de raza como rescatados, forman parte del equipo y han pasado por un exhaustivo proceso de evaluación y entrenamiento para asegurar su idoneidad en un entorno hospitalario. Antes de cada visita, el equipo de salud evalúa detalladamente las condiciones del niño y su familia para determinar qué perros son los más adecuados. Lanusse siempre acompaña a dos animales, lo que ofrece mayor flexibilidad y variedad en las interacciones terapéuticas. Si bien el 99 por ciento de las interacciones se caracterizan por la sorpresa y alegría de los niños, en algunos casos se presentó miedo, el cual es manejado profesionalmente. Una anécdota destacada fue la de Ofelia, una perra salchicha, cuyo ladrido en una habitación se convirtió en una dinámica lúdica, utilizada incluso por el personal de salud para acercarse a los niños y fomentar la interacción.
El profundo impacto en pacientes y el entorno hospitalario
Guerrero resaltó que la presencia de los perros va más allá del bienestar emocional, transformando la vinculación de la familia con el hospital y modificando la energía del ambiente. Los niños recuerdan con especial cariño y alegría estas visitas, lo que fortalece un vínculo positivo con la institución. La directora subrayó que el beneficio se extiende al personal de salud, quienes también experimentan un alivio y relajación con la llegada de los perros. Esto demuestra los efectos positivos generalizados de las intervenciones asistidas en todo el entorno hospitalario. Las visitas se pautan de forma rigurosa, no intuitiva. Lanusse revisa las historias clínicas de los pacientes, y cada intervención terapéutica queda documentada en ellas, evidenciando la seriedad y profesionalismo del proyecto. La información que Lanusse recaba a través de sus observaciones enriquece el trabajo en equipo, ofreciendo nuevas perspectivas para el abordaje de los pacientes.
Pioneros en terapia intensiva y la humanización de la medicina
La experiencia de Tandil fue presentada en las últimas jornadas de pediatría y en el evento Flama, donde generó gran interés por su carácter innovador. Lanusse, formada en Barcelona, destacó que sus perros se suben a las camas de los niños y, de forma excepcional, acceden a la terapia intensiva, prácticas que distinguen a este programa de otros en el país. En la terapia intensiva del Hospital de Niños, donde los padres y abuelos tienen acceso las 24 horas, la incorporación de mascotas, bajo un protocolo estricto, representa un avance en los cuidados humanizados. Lanusse compartió una conmovedora experiencia con una niña de dos años en terapia intensiva que, pese a estar conectada a monitores y aparentemente dormida, reaccionó acariciando a una perra con el pie, revelando una profunda conexión. Guerrero comparó esta iniciativa con el legado del médico Florencio Escardó, quien en los años cincuenta revolucionó la pediatría al permitir que las madres acompañaran a sus hijos internados. La directora enfatizó que los perros abren un "canal distinto" que fomenta la confianza, haciendo que los momentos difíciles se transiten de otra manera. La directora del hospital concluyó que el cariño y la confianza facilitan los procedimientos médicos, como las extracciones de sangre, y que los animales poseen una capacidad innata para reconfortar a los niños. Lanusse finalizó con una anécdota reciente, donde un perro que "eligió" entrar en la habitación de un niño recién internado y a punto de recibir una vía, logró tranquilizarlo y facilitar el trabajo del personal de salud.