Pachamama, ritos de conciencia ecológica y sabiduría ancestral para volver a la Tierra
La celebración de la Pachamama es mucho más que tomar caña con ruda. En un contexto de crisis ambiental global, “alimentar” y agradecer a la Madre Tierra, con todos sus rituales adaptados y adoptados por cada cultura, resultan expresiones de conciencia ecológica y espiritualidad contemporánea. Cuál es su origen, porqué se la honra y cómo trascendió tiempos y geografías.

Cada primero de agosto, en distintos puntos del continente se repite un gesto que parece sencillo, pero guarda un mensaje profundo: darle “de comer” a la Tierra. En el Día de la Pachamama se cava un pozo, se colocan ofrendas, se encienden sahúmos, se bebe caña con ruda y se agradece.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailUna celebración que no comenzó ayer ni tiene una sola forma de expresión. En realidad, nace en la memoria más antigua de los pueblos originarios andinos, y en estos tiempos de tanto descuido, resurge con fuerza como una brújula espiritual, un recordatorio, una advertencia y una oportunidad.
En la lengua quechua, “pacha” remite al tiempo, al espacio, al universo y a los ciclos que dan forma a la vida; mientras que “Mama”, claro, significa madre. Juntas, forman un concepto que desborda la traducción literal de “Madre Tierra”. La Pachamama no es solo el suelo fértil que se pisa, sino una entidad viva que siente, escucha, da y se enoja. Es tiempo y es cuerpo. Es una fuerza femenina que nutre y protege, pero que también exige reciprocidad. No se la adora desde la distancia, se la honra desde el vínculo cotidiano.