FADA analizó el incremento de la pesada carga impositiva sobre la renta agrícola
En un revelador diálogo con El Eco Campo, Nicolle Pisani Claro, economista jefe de FADA, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina, dio a conocer los preocupantes resultados del nuevo informe del Índice FADA.

Dicho índice mide la incidencia de los impuestos sobre la renta agrícola una vez cubiertos los costos de producción. Los datos más recientes, correspondientes a junio de este año, pintan un panorama de alta presión fiscal sobre el productor agropecuario.
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El informe de FADA arroja que, después de que el productor realiza su producción de soja, maíz, trigo o girasol y paga los costos asociados, el 63,60 por ciento del resultado de esa producción se destina a impuestos nacionales, provinciales y municipales.
Eso significa que dos tercios de la renta agrícola terminan siendo gravados por el Estado, una proporción que Nicolle Pisani Claro calificó de "importante". Históricamente, este porcentaje se ha mantenido en valores elevados, incluso alcanzando el cien por ciento en algunas ocasiones.
Comparando la medición actual de junio con la previa de marzo de 2025, el índice muestra un incremento de cinco puntos porcentuales. Este aumento se debe, principalmente, a una caída en los precios de los granos (soja, maíz, trigo y girasol) entre marzo y junio. La reducción en el valor de la producción, y por ende de la renta agrícola, hace que el peso de los impuestos sea mayor proporcionalmente.
Futuro incremento
Además, la economista de FADA advirtió sobre un futuro incremento. La confirmación del retorno de las retenciones a su nivel habitual a partir del 1 de julio, con el fin de la baja temporal de derechos de exportación (excepto para el trigo, cuya prórroga se extiende hasta el próximo año), hará que el índice general suba a un promedio del 67 por ciento.
Para el caso particular de la soja, que ya se encuentra en 65 puntos, podría alcanzar hasta el 70 por ciento debido a su mayor carga de derechos de exportación.
El informe también detalla la distribución de lo que queda después de pagar los costos y, por supuesto, los impuestos. Tras el 63,60 por ciento que se va en concepto de impuestos, el resto se reparte de la siguiente manera: un 26 corresponde al costo de la tierra o costo de oportunidad de producir en campo arrendado, y solo un diez por ciento es el resultado o ganancia que le queda al productor.
Pisani Claro enfatizó que este bajo porcentaje es la ganancia para quien asume todos los costos y los riesgos climáticos, entre otras cuestiones. Este promedio puede variar según la región geográfica y el tipo de cultivo.
El trigo, con mayor presión
El análisis específico sobre el trigo, un cultivo estratégico especialmente para el sudeste de la provincia de Buenos Aires, revela una situación "un poco compleja".
Actualmente, el peso de los impuestos en la renta del trigo es del 78 por ciento, lo que lo convierte en el cultivo con la mayor carga fiscal en este momento. Este aumento se atribuye principalmente a la caída de los precios (un 28 por ciento en dólares en comparación con hace un año, y un 20 por debajo del promedio de los últimos cinco años) y el costo de algunos insumos. Esta situación complica significativamente la rentabilidad de este cultivo.
Ranking por cultivo
FADA ha elaborado un ranking que detalla la presión fiscal por cultivo. Como se dijo, el trigo está en el primer lugar con 78 por ciento. Le sigue la soja, con 66 puntos (principalmente por los derechos de exportación) y el girasol, con 63 por ciento.
La nómina de los cuatro cultivos principales la cierra el maíz con el 53,4 por ciento.
La presión impositiva también muestra diferencias significativas entre provincias, influenciadas por los costos productivos de cada región, su productividad y los impuestos específicos que cada una cobra.
Por ejemplo, Córdoba tiene exención de ingresos brutos a la producción agrícola, a diferencia de Buenos Aires donde sí se tributa.
Además, en Buenos Aires existen tasas municipales que no se aplican en provincias como Córdoba.
Estas diferencias se reflejan en el índice provincial, que se ordena de la siguiente manera: Córdoba (64 por ciento), Buenos Aires (60) y Santa Fe (58).
Un determinante crucial de estas variaciones es el costo del flete: cuanto más alejado esté el campo del puerto, el flete se encarece y esto impacta directamente en los resultados del productor.
Trayectoria histórica
El Índice FADA se actualiza cada tres meses, siendo la medición de junio la más reciente, con una previa en marzo y la próxima prevista para septiembre.
Este trabajo de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina cuenta con una trayectoria de más de 18 años, lo que permite disponer de una serie histórica muy presente para observar la evolución de la situación fiscal del campo argentino.
Nicolle Pisani Claro destacó la importancia difundir estos importantes datos, subrayando la relevancia del trabajo de FADA para entender la realidad económica del sector agropecuario.