Senasa impulsa el "monitoreo activo" y el fortalecimiento de los entes sanitarios
En el reciente 14° Congreso Nacional de Entes y Fundaciones de Lucha Sanitaria Animal, Andrea Marcos, coordinadora general de Epidemiología del Senasa, presentó una visión estratégica para encarar el tema sanitario.

Bajo el título "Monitoreo activo y rol de los entes sanitarios en la detección temprana, alianza estratégica para un futuro cercano", la funcionaria nacional puso de manifiesto la necesidad de adaptar y robustecer las estrategias de sanidad animal en Argentina frente a un dinámico panorama epidemiológico mundial.
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Argentina mantiene un "estatus sanitario privilegiado" para diversas enfermedades, destacando la Fiebre Aftosa, donde no existe circulación del virus y se cuenta con zonas con y sin vacunación. Este estatus es el resultado de años de esfuerzo de los productores, programas de vacunación y múltiples sistemas de vigilancia.
Específicamente, se mencionaron la vigilancia activa, que incluye muestreos basados en riesgo o aleatorios realizados por Senasa para demostrar que no hay circulación de virus en establecimientos seleccionados; la vigilancia en faena, donde todos los animales que terminan en el frigorífico pasan por una inspección clínica para detectar lesiones compatibles con varias enfermedades, entre ellas la aftosa; y la vigilancia pasiva, que consiste en las notificaciones por parte de los productores cuando observan signos clínicos que podrían ser compatibles con una enfermedad vesicular.
Esas "distintas capas son las que sostienen y mantienen ese estatus y nos permiten demostrarle a los socios comerciales que realmente somos libres de aftosa". La propuesta de Senasa busca añadir una nueva "etapa" a este sistema: el monitoreo.
Diferenciación
Marcos diferenció claramente entre vigilancia y monitoreo.
La vigilancia fue descripta como una actividad más organizada que requiere planificación, un diseño estadístico que determina la cantidad de muestras a tomar, constancia, repetibilidad y análisis de datos. Tiene una estructura más compleja y sus resultados están asociados a posibles acciones sanitarias.
Por otro lado, el monitoreo es "una acción de observación de variables, en este caso sanitarias o productivas, de manera oportunística", es decir, se realiza cuando hay oportunidad y no tiene un diseño rígido de selección de establecimientos.
A pesar de su simplicidad, no es menos importante, al contrario, tal como se señaló, "cuántas más capas tengamos, más fuerte va a ser ese estatus".
El monitoreo se aplicaría, sobre todo, para la detección temprana de enfermedades o para demostrar que una enfermedad no está presente si las acciones de monitoreo no la encuentran.
Las ventajas del monitoreo son significativas e incluyen un menor costo al no requerir tanto tiempo de diseño ni campañas sistemáticas de muestreo, que son actividades muy costosas. Ofrece mayor rapidez porque, al no tener una etapa de planificación, se puede activar en cualquier momento.
Su cobertura puede ser amplia y continua si se integra en actividades rutinarias como la vacunación, sumándose a una actividad ya planificada para ser más eficientes. Es flexible, adaptándose a distintas circunstancias y cambios en la situación epidemiológica, a diferencia de la vigilancia cuyos establecimientos se seleccionan a principio de año y no se modifican. Además de su utilidad como detección temprana de la enfermedad en sus primeros momentos, tiene una menor carga administrativa al no requerir un gran análisis estadístico o epidemiológico.
En evolución
Se planteó que la urgencia de estas nuevas estrategias radica en la evolución de la epidemiología de las enfermedades, que ya no es como antes.
Ejemplos recientes de Fiebre Aftosa en Europa, donde países como Alemania, Hungría y Eslovaquia tuvieron casos tras muchísimos años sin ellos, con cepas de origen lejano como Pakistán, Irán o Turquía, demuestran que los virus pueden viajar miles de kilómetros rápidamente, a menudo a través de personas o productos, sin importar la cercanía regional.
Se destacó que "para muchos de esos virus que están en el oriente, la vacuna que nosotros usamos no protege", dejando a la población bovina desprotegida y sin anticuerpos. Marcos enfatizó que "hoy por hoy lo deberíamos estar incorporando porque hay muchas cepas que están circulando en el mundo para las cuales nuestros bovinos no están protegidos".
La presentación también mencionó la Peste Porcina Africana, que ha afectado Europa en muchos casos avanzando con jabalíes, pero también adelantándose a ese avance lento al viajar con productos porcinos contaminados y personas.
Asimismo, se hizo referencia a la Dermatosis Nodular Contagiosa, otra enfermedad que afecta a los bovinos y al comercio internacional, y que está pasando de África a Europa.
Regionalmente, países como Bolivia y Brasil han reconfirmado su estatus de libres de aftosa sin vacunación, lo que también invita a una revisión de las estrategias nacionales.
El rol de los entes
En este escenario, el rol de los entes sanitarios y los vacunadores emerge como fundamental. Actualmente, existen 303 entes sanitarios con aproximadamente 5.300 vacunadores que visitan los campos al menos dos veces por año. Estos vacunadores visitan alrededor de 256.000 establecimientos y observan 49 millones de bovinos anualmente solo en la primera campaña.
Esas visitas implican cerca de 500 mil inspecciones clínicas por año. Aunque estas observaciones son breves, son "importantes porque se puede ver un animal que esté hipersalivando, un animal que esté cojeando". Esta información, sin necesidad de ser una sospecha formal, podría recabarse como monitoreo para fortalecer la detección temprana.
Además, estas inspecciones podrían mantenerse "si en algún momento realmente se tomara la decisión de dejar de vacunar", ofreciendo un "servicio que se puede brindar" y que sería visible al productor. La idea no es solo observar bovinos, sino que estas inspecciones podrían incluir también otras especies, sumando nuevas actividades para los entes.
La funcionaria del Senasa también abordó las inquietudes de los productores, como las restricciones de movimiento durante una sospecha o las demoras en el diagnóstico.
Al respecto, la entidad ha implementado mejoras sustanciales: las vigilancias pasivas se atienden en menos de 24 horas y los resultados se obtienen en 24-48 horas desde la toma de muestra. Esto es posible gracias a la gimnasia adquirida con la influenza aviar, que ayudó a mejorar los procedimientos de envío de muestras y diagnóstico en el laboratorio.
Además de descartar aftosa, Senasa realiza múltiples diagnósticos y colabora incluso con Inta para identificar otras enfermedades, brindando una respuesta integral al productor sobre lo que ocurrió en su campo.
Impacto
Una "vigilancia pasiva sólida genera confianza" en los socios comerciales para sostener los estatus sanitarios, ya que se responde continuamente a cuestionarios donde se pregunta sobre la cantidad de sospechas atendidas. Una mayor cantidad de sospechas que resultan negativas ayuda a que los socios comerciales "confíen en que realmente somos libres de la enfermedad". Se planteó la pregunta de si el virus entrara, "¿ustedes lo detectarían lo suficientemente rápido?". La detección temprana es crucial, ya que "cuanto antes actúe el Senasa, menos se va a dispersar la enfermedad si es que en algún momento aparece". La presencia de aftosa "generaría mayores restricciones comerciales que las molestias que puede generar una tensión de sospecha en un establecimiento que puede demorar 2, 3, 4, 5 días". Si la enfermedad ingresa, "las restricciones comerciales no son para un establecimiento, sino que son para todo el país", acotó Marcos.
La implementación de esta estrategia de monitoreo permitirá a los vacunadores, además de la inspección clínica, concientizar al productor sobre cómo hacer una notificación, qué sucede cuando SENASA actúa y cómo prevenir enfermedades. También podrán identificar predios para una vigilancia dirigida si se observa sintomatología no compatible con aftosa, pero que requiere un seguimiento particular con la toma de muestras. En algunos casos, sí permitirá realizar una acción oficial de atención de sospecha.
Finalmente dijo que el objetivo es "ampliar el rango de funciones y responsabilidades de los entes sanitarios", extendiendo el abanico de sus responsabilidades y fortaleciendo su resiliencia para que permanezcan activos en Argentina, más allá de cambios futuros en la estrategia de una sola enfermedad, y puedan ampliar su rango de acción a otras enfermedades.
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