¿Basura o recurso? Cómo repensar los residuos orgánicos en casa
Conocé estos tips para transformar y no desperdiciar los residuos orgánicos.

En la Argentina se estima que entre el 40 y el 50 por ciento de los residuos sólidos urbanos que generamos a diario son orgánicos, es decir, restos de comida, cáscaras, yerba, café o podas domiciliarias, de acuerdo a las estadísticas de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse).
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl caso es que esa porción, que suele terminar mezclada con plásticos y otros desechos, constituye uno de los mayores problemas de gestión en los rellenos sanitarios, ya que al descomponerse sin oxígeno libera metano, un gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento 25 veces mayor al dióxido de carbono, acorde a los parámetros de la ONU Medio Ambiente.
Sin embargo, lo que hoy llamamos basura puede convertirse en recurso si se gestiona de manera correcta. Los residuos orgánicos tienen un enorme potencial de aprovechamiento, ya que pueden transformarse en compost para abonar la tierra, en biogás para generar energía e incluso en biofertilizantes líquidos para huertas urbanas.
De hecho, un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) señala que si se compostara apenas la mitad de los residuos orgánicos que producimos en las ciudades argentinas, se reduciría en más de un millón de toneladas anuales la cantidad de desechos enviados a rellenos.
La clave está en comprender que cada gesto en el hogar suma a una cadena más grande. Separar los orgánicos en origen no solo reduce el volumen de basura en las calles, sino que también contribuye a cerrar el ciclo natural de la materia: lo que proviene de la tierra puede volver a ella de forma sana, regenerando su fertilidad y evitando la contaminación. Con simples cambios de hábito, es posible pasar de un modelo lineal (usar y tirar) a uno circular que imite a la naturaleza.
Cinco tips para no desperdiciar los orgánicos
Separá desde tu cocina: armá un tacho, bolsa o recipiente acorde a tu espacio dedicado solo para residuos orgánicos (frutas, vegetales, café, cáscaras, yerba) y mantenelo aislado de los inorgánicos. Es el primer paso para darles un destino más útil.
Compostá en casa: si tenés espacio en patio o balcón, armá una compostera casera. Es fácil, barato y pronto tendrás abono para plantas o huerta. Según el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cada hogar en Capital Federal podría desviar hasta 150 kg por año al compost en lugar de enterrarlos.
Ads Sumate a biodigestores o acciones comunitarias: muchos municipios, mercados y barrios de la provincia de Buenos Aires, y del país en general, ya desvían toneladas de residuos hacia compostaje o biodigestión, transformándolos en biogás o abono. En la mayoría de las experiencias bonaerenses, esas producciones se utilizan en la agricultura local.
Planificá tu comida para evitar el desperdicio: en Buenos Aires, se tiran entre 200 y 250 toneladas de alimentos por día que podrían convertirse en 550 000 raciones de comida. Comprar con lista, aprovechar sobras y priorizar lo que vence antes, ayuda a reducirlo significativamente.
Usá los residuos vegetales de jardín: restos de poda, hojas y pasto no son basura. Podés integrarlos al compost o entregarlos a puntos verdes municipales. Esto evita la contaminación y el suelo hundido. En Córdoba, por ejemplo, se reciclan más de 4.400 toneladas al año en chip, compost y leña social, generando empleo y reduciendo residuos enterrados.