Las afecciones podales en el ganado lechero están subestimadas, pese a su gran impacto
El tema de las patas en el ganado, a menudo relegado a un segundo plano, es mucho más complejo y crítico de lo que comúnmente se percibe en la industria lechera.

Contrario a muchos mitos y la creencia popular, no existe una solución mágica o un producto milagroso que por sí solo prevenga la renguera, según mencionó el doctor en Ciencias Veterinarias Enrique Pofcher en el marco del Congreso Veterinario Latinoamericano organizado por la empresa Drovet en Rosario.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu email
La exposición del especialista en podología bovina dio lugar a un nuevo podcast de El Eco Campo, y se destacó que la clave reside en un trabajo integral y una comprensión profunda de sus múltiples factores causales.
Desmintiendo mitos y abordando las causas reales de la renguera, es un error común asociar la renguera directamente con la presencia de barro. Si bien el barro puede contribuir, la renguera también ocurre en su ausencia, lo que indica que el barro no es la única causa, según dijo el profesional.
De igual manera, aunque la alimentación puede influir, rara vez es el único factor determinante de la renguera en la mayoría de los tambos.
Pofcher señaló que las afecciones podales son el resultado de una interacción compleja de factores, incluyendo cutesiones tales como periodo de transición y manejo, bienestar animal, el recorte de pezuñas, alimentación, genética, clima e instalaciones, entre otras.
El abuso de antibióticos
Un punto crítico que el orador enfatizó es el abuso de antibióticos. En muchos casos, las enfermedades podales no son infecciosas, por lo que el uso generalizado de antibióticos es innecesario.
Sin embargo, la práctica común es administrar un inyectable antibiótico ante una vaca con renguera. Eso no solo es ineficaz para la mayoría de las causas, sino que contribuye a un problema global de resistencia a los antibióticos.
Se proyecta que el uso de antibióticos estará mucho más limitado en el futuro, por lo que es crucial comenzar a restringir su empleo actual, especialmente el uso "por si las dudas".
“Solo en casos específicos, como el flemón digital, que es una infección generalizada y bacteriana del dedo, el uso de un antibiótico inyectable es realmente necesario”, dijo el profesional.
Impacto de la renguera
En Argentina, se estima que alrededor del 22 por ciento de las vacas en los rodeos son rengas, lo que equivale a aproximadamente 400 mil vacas con problemas de patas. Esto representa una enorme pérdida económica para los productores.
Los efectos negativos de la renguera son multifacéticos y severos.
Uno de ellos es la pérdida de producción lechera, ya que la mayoría de los eventos de renguera ocurren al inicio de la lactancia, justo cuando las vacas deberían alcanzar su pico de producción. Se estima una pérdida de uno a tres kilos de leche por evento, acumulando hasta 360 kilos de leche por lactancia. En resumen, esto puede significar una pérdida de alrededor del 15 por ciento de la leche producida.
También produce problemas de fertilidad y reproducción. El dolor libera prostaglandina, que rompe el cuerpo lúteo, pudiendo causar reabsorción embrionaria y dificultando la preñez. Las vacas con problemas podales a menudo tienen baja condición corporal, lo que también afecta la fertilidad. Además, una vaca renga no se dejará montar ni montará, afectando la detección de celo.
Otro efecto no menos es la mayor incidencia de mastitis. Ello es porque las vacas rengas, debido al dolor, se echan donde pueden, a menudo en lugares con barro, con el esfínter del pezón abierto después del ordeño. Esto las hace extremadamente vulnerables a la mastitis inmediata.
Además, los problemas de patas aumentan significativamente la tasa de descarte de animales. En casos extremos, las vacas pueden incluso morir a causa de estas afecciones.
Por otra parte, obviamente, el tratamiento de las vacas rengas implica costos adicionales que merman la rentabilidad.
Efectos en el bienestar animal
El médico veterinario Enrique Pofcher subrayó que un problema de patas causa tanto dolor a la vaca como una torsión de abomaso, que es una emergencia médica. Aunque el nivel de cortisol en sangre puede ser ligeramente más bajo que en una torsión, el dolor es significativo.
El bienestar animal se ve comprometido, ya que las vacas con dolor no pueden comportarse normalmente y no están libres de miedo y angustia.
Un tratamiento realizado en un potro en malas condiciones o con herramientas desafiladas generará una asociación negativa, haciendo que la vaca se resista a entrar en futuros tratamientos.
La detección temprana es fundamental, pero a menudo se descuida. “Lamentablemente, en muchos tambos, nadie monitorea activamente las patas de las vacas”, admitió el profesional.
Posteriormente señaló que existen indicadores visuales clave para identificar una vaca renguera.
Entre ellos mencionó el hecho de encorvar el lomo, dado que una vaca que curva el lomo es un signo importante a tener en cuenta.
Tampoco apoya en el mismo lugar y acorta el paso, algo considerado como un indicador crítico para la identificación de la problemática.
También recomendó prestar atención a la posición de la cabeza. Si la vaca está sana, su cabeza va paralela al lomo, mientras que una vaca con problemas de patas bajará la cabeza en cada paso para transferir el peso hacia donde no le duele.
Cuando el punto de dolor no es evidente, Enrique Pofcher recomendó la exploración. Al presionar y encontrar el punto donde la vaca retira la pata por dolor, se puede confirmar la lesión y enfocar el tratamiento directamente allí.
En conclusión, la renguera no es un problema menor; es una cuestión de gran impacto económico, productivo y de bienestar animal que exige una atención prioritaria y un enfoque integral que va más allá de soluciones superficiales.