Varroa, el ácaro que ataca a las abejas y constituye un desafío para la sanidad apícola
La importancia de la producción apícola en la región ha hecho que sea tema de otra serie de podcast de El Eco Campo. La segunda entrega está destinada a conocer más sobre las parasitosis que afectan a las abejas y las acciones orientadas a combatirlos.

La abeja es un insecto noble desde el punto de vista de la interacción con el ser humano y a partir de todo lo que genera en relación a la biodiversidad y las economías regionales.
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La semana pasada, en este espacio fueron protagonistas la colmena y su perfecta organización, y en este entrega se abordará la cuestión de la sanidad apícola, un pilar fundamental de la producción.
El doctor Matías Maggi se desempeña como director del Instituto de Investigaciones en Producción; Sanidad y Ambiente (Iiprosam) de la UNMdP-Conicet. El Eco Podcast conversó con el profesional sobre las enfermedades que investigan en el mencionado centro, particularmente el ácaro Varroa, un tipo de ectoparásito en el que se ha especializado en los últimos tiempos.
En primer lugar, Maggi destacó el crecimiento que tuvo la actividad apícola en los últimos 15 años y cómo ello se reflejó en el aumento de la capacidad instalada tanto de apiarios como de centros de investigación.
De este modo, lo que empezó con un grupo muy reducido de investigadores, hoy aglutina a 30 personas en el CIAS. Al respecto, el especialista graficó que “en los años hubo políticas que favorecieron el desarrollo de la actividad y también la abeja tomo difusión en los medios”.
En dicho espacio trabajan diversas temáticas e intentan tener un fuerte vínculo con el productor, para generar una sinergia que retroalimenta la labor de todos en pos de obtener mejores resultados.
“Se han hecho jornadas de puertas abiertas para que los productores expongan sus problemáticas, queremos escuchar las demandas e investigar al respecto, tuvimos casos de éxito”, compartió.
En tal sentido, apuntó que si hay algo que siempre caracterizó al productor apícola argentino es el nivel de formación que ostenta. “En otros países destacan esta formación, es un actor al que le interesa especializarse, tener un buen nivel técnico y participar de los eventos”, completó.

El problema de los parásitos
Por otra parte, el doctor Maggi trabaja a diario para estudiar y combatir un parasito externo denominado Varroa destructor. Según explicó es “como una garrapata pero que lo tiene la abeja, es una pelota de fútbol que le succiona los líquidos del cuerpo”.
Este tipo de ácaro ingresó al país en 1976 y provocó un punto de inflexión en el ecosistema apiario. “El ácaro está distribuido en todo el mundo, no lo pueden erradicar y es poco probable que se erradique, por eso hay un esfuerzo mundial en contra de esta parasitosis que da sus frutos, pero sigue siendo una desafío. Hace más de 60 años que el parásito colonizó a la abeja y sigue siendo un problema”.
Aunque el ataque es inevitable y son escasos los márgenes de prevención, sí es posible minimizar los riesgos. Así, sobre el final del verano se produce el momento es crítico en el que se reduce la población de abejas y el parásito crece. En consecuencia, el productor debe tomar la mejor decisión desde el punto de vista sanitario para aplicar el tratamiento acaricida adecuado.
En esta línea, Maggi puntualizó que “se debe monitorear la población de ácaros en la colonia, que es un procedimiento muy sencillo que se hace con agua y detergente; se raspan abejas de los cuadros, las obreras, y se cuentan ácaros y abejas para calcular una relación uno a uno”.
Asimismo, se analiza el porcentaje de individuos parasitados, que puede variar entre el 3 y el 5 por ciento, aunque en otras regiones se aceptan porcentajes un poco más elevados.
A partir de esta evaluación se aplica en cada colmena un tratamiento para el que existen diferentes formulaciones. Estas “tablitas” se colocan en la colmena y debe esperarse una determinada cantidad de tiempo. Posteriormente, corresponde volver a monitorearla para ponderar la eficacia del tratamiento.
No obstante, el investigador hizo la salvedad de que “cada localidad con su microclima es un mundo” y sostuvo que deberían armarse planes sanitarios regionales en función del clima y otros aspectos.
“Hay colonias que cortan la postura en diferentes momentos, hay zonas con néctar en otoño, por eso hay que atender las particularidades y controlar siempre los niveles de parasitosis”, detalló.
Acciones para reducir riesgos
Además, el manejo integrado de plagas aplicado a Varroa destructor propone también otras acciones que ayudan a reducir la aplicación de formulaciones.
El INTA, por ejemplo, tiene un programa en el que trabajan criadores de reinas que se especializan en manejar una genética con la capacidad de combatir al ácaro.
De esta manera, señaló que “el INTA audita a una red de criadores de reinas a lo largo de todo el país y certifica esa calidad, hay muchos que se caracterizan por vender una abeja resistente al Varroa”.
Esta resistencia genética es condición necesaria pero no suficiente para controlar la parasitosis, y los tratamientos varricidas deben implementarse de igual modo. Sin embargo, este tipo de abejas mantiene más “a raya” la población de estos ácaros.
En tanto, Maggi aclaró que en algunas regiones ya se detectan casos de resistencia a algunas moléculas y no hay acaricida que funcione, escenario que obliga a los investigadores y especialistas a ir por otro lado.
En cuanto a los desafíos próximos que enfrenta la problemática, el investigador precisó que las líneas genéticas son uno de los pilares para garantizar los rasgos transferibles a la descendencia y evolucionar en ese aspecto.
Por otro lado, indicó que otro de los desafíos viene de la mano de la demanda de la sociedad respecto de tratamientos acaricidas de naturaleza orgánica, que tímidamente se insertan en el mercado.
“Se busca que no sean residuales ni contaminen el ambiente. Hay productos en esta línea para quienes hacen apicultura orgánica, que es la única opción que tiene”, refirió.
Por último, aludió a la cuestión de los agroquímicos y reparó en que “cambiar el paradigma de la agricultura en el país no es fácil”.
“Siempre trato de ponerme en los zapatos del otro y si bien tengo en claro que los agroquímicos matan abejas, en nuestro país hay una inversión de décadas, se hizo la revolución verde, y no es fácil que cambie de un día para el otro. Pero creo que la discusión está instalada y se ven cambios; el recurso es siempre finito y hay que meter energía en eso”, cerró.
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